Guatemala, 7 Abr (Cerigua).- Ante la realidad cruda del femicidio en Guatemala, cuyas cifras reflejan una profunda degradación de los valores humanos, el trabajo de los legisladores debe estar exento de sesgos, pero muy especialmente, responder a la demanda de la ciudadanía por detener la ola de asesinatos cuyo origen es la misoginia, señaló Carolina Vásquez Araya.
En su columna El Quinto Patio, publicada en Prensa Libre, Vásquez indicó que las intervenciones de algunos diputados en contra de la aprobación de una ley específica para llenar los vacíos jurídicos que han condenado a la mitad de la población a una situación de riesgo permanente, refleja la ignorancia de ciertos sectores respecto de la realidad cotidiana de millones de guatemaltecas.
El trabajo legislativo no debe tener color, ideología, género, clase social o sesgos personales, sino ser una labor para ciudadanos responsables, citó la profesional.
La periodista expresó que la violencia intrafamiliar, el acoso sexual, la trata de personas y su manifestación más extrema, el femicidio, provienen de un concepto errado del valor de la mujer como ser humano y también del valor del hombre.
Mientras a las mujeres se les escatiman sus espacios y oportunidades de desarrollo, a los varones se les conceden todos los privilegios, en una práctica violatoria de los preceptos contenidos en
Según la columnista, así como para algunos diputados “muy machos” la violencia es ambigua, para muchas mujeres maltratadas es una costumbre, porque así lo ha establecido el estado ha través de normas culturales que descalifican el valor de las guatemaltecas.
Sin embargo, las costumbres cambian y las sociedades pujan por evolucionar hacia estados menos primitivos de convivencia humana, precisamente el cambio que ahora necesita el país, una actitud solidaria y consecuente con la población femenina, pero sobre todo de la más elemental justicia, concluyó Vásquez.
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