Guatemala, 10 May (Cerigua).- Condenar a las mujeres como “seres para la reproducción” fue la trampa más grande para oprimirlas, al quitarles su derecho a decidir sobre sus cuerpos y sus destinos, destacó Anamaría Cofiño, en su columna Madre querida, madrea dorada.
A decir de Cofiño, la maternidad es un cambio de vida que afecta la biología, el tiempo, las emociones, la economía y las relaciones sociales de las mujeres, ya que es una labor grande que debería ser elección propia de cada guatemalteca y no una imposición religiosa.
Según la columnista, es tan fuerte el mandato de ser madres, que elegir no tener hijos se vuelve casi un estigma, pese a que esta orden bíblica ha sido la causante de la muerte de millones de mujeres e infantes, así como de la infelicidad, pobreza y enfermedades que una maternidad forzada ha provocado.
En nombre de la maternidad se han sostenido abusos e injusticias en contra de las mujeres, como la violencia ejercida por los hombres que se sienten superiores, anotó.
Cofiño subrayó que la emancipación de todo lo que oprime a las mujeres supone mucho esfuerzo, tenacidad y valor, pero da como resultado el goce de asumirse como personas íntegras, sin depender de un esposo y de una función reproductiva.
La columnista de elPeriódico dijo que las ideas y los valores femeninos han sido socialmente construidos con el fin de perpetuar un orden decadente y destructivo, basado en las desigualdades y la discriminación.
Finalmente, Cofiño enfatizó que con dificultad las guatemaltecas han ido desbrozando toda la falsedad y los prejuicios que las rodean para poner al descubierto “la otra cara de la realidad”, la que muestra la perspectiva de las mujeres como personas humanas.
Fin Cerigua
Mm-Ld
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