miércoles, 7 de mayo de 2008

Murió Ernesto Capuano, pero queda su ejemplo de lucha y solidaridad

Guatemala, 7 May (Cerigua).- El licenciado Ernesto Capuano del Vecchio “consecuente y vertical revolucionario”, como lo calificó el académico Carlos Figueroa Ibarra, falleció en la ciudad de México, a la edad de 93 años; murió como vivió, sencillo, modesto y pobre.

Ernesto Capuano nació un 20 de noviembre de 1914, en la ciudad de Quetzaltenango, en el seno de una familia acomodada dedicada a la agricultura; cursó estudios primarios en aquella ciudad, donde fue compañero de escuela de Jacobo Arbenz Guzmán, quien sería después miembro de la Junta Revolucionaria y el segundo presidente del régimen democrático del 44.

En 1938, cuando estaba por concluir sus estudios de Derecho, viajó a la Ciudad de México para participar en el Congreso Mundial Antifascista y ya no pudo regresar a su patria, impedido por la dictadura de Jorge Ubico; desde ese momento estableció una relación amistosa que duraría toda la vida con el dirigente sindical y socialista Vicente Lombardo Toledano, fundador de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y del Partido Popular, después Partido Popular Socialista (PPS).

Terminó sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lo que le permitió ganarse la vida como litigante y dedicarse a la empresa de su vida: apoyar y participar en el cambio social.

Cuando el dictador Ubico fue derrocado en 1944 regresó a Guatemala, se integró a una organización socialista llamada Vanguardia Nacional; a finales de los años 40 regresó a México, donde conoció a la que sería su esposa, doña Carmen García Zepeda, originaria de Coahuila, quien lo acompañó de regreso a su patria.

El licenciado Capuano fue militante y Secretario de Asuntos Agrarios del Partido de Acción Revolucionaria (PAR) y después del Partido de la Revolución Guatemalteca (PRG); contribuyó en el avance del proyecto revolucionario con diversas iniciativas, como la concepción de lo que después sería el Decreto 900, Ley de la Reforma Agraria; además fue jefe del Departamento Agrario Nacional (DAN) y al momento de ser derrocado Arbenz era Director del Banco Agrario.

A raíz de la intervención estadounidense y el triunfo de la Contrarrevolución en 1954, Ernesto Capuano obtuvo asilo diplomático en México, país donde vivió desde entonces, trabajando como abogado, pero sobre todo, participando de diversas maneras a favor de la izquierda y la revolución en el Continente.

En México se convirtió en gestor solidario ante la Secretaría de gobernación de los asuntos de todos los exiliados guatemaltecos y posteriormente de los asilados y emigrados de Centroamérica y de toda América Latina y el Caribe; se calculan en varios miles los casos que resolvió ante dicha secretaría y por los que nunca cobró un solo centavo.

Ileana Alamilla, directora de Cerigua, recordó que Ernesto Capuano también fue parte del equipo de esta agencia, donde por varios años escribió un artículo cada semana; puso sus conocimientos al servicio de todos los guatemaltecos, con humildad y verticalidad, con el sueño de lograr una Guatemala diferente, anotó.

“Nuca conocí a un hombre más inmune a las vanidades y más reacio a los honores”, destacó Figueroa Ibarra, quien lamentó que la Universidad de San Carlos nunca haya podido encontrar la manera de ayudarlo económicamente y que la gestión para darle el Doctorado Honoris Causa se haya vuelto un trámite sin salida.

En una época en que el apego a los valores solidarios y la ética de la convicción a menudo se olvidan, la figura de Ernesto Capuano del Vecchio se engrandece y nos deja un ejemplo avasallador, concluyó Figueroa Ibarra.

Los restos del licenciado Ernesto Capuano serán incinerados en la Ciudad de México, este miércoles, en horas de la tarde.

Fin Cerigua

Ld-Ld

Servicio informativo completo en versión pdf, en el siguiente enlace:

http://www.fileden.com/files/2008/2/26/1782822/c-070508.pdf

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