Guatemala, 13 Mar (Cerigua).- En México, existen indicios de que tres de cada diez agresiones en contra de la libertad de expresión fueron cometidos por la delincuencia organizada en 2007; de 72 agresiones en contra de medios y periodistas, sólo en 52 de ellas se pudo establecer un vínculo con el trabajo periodístico de la víctima.
De acuerdo con la investigación publicada en el sitio web del Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET) y financiada por el Programa de Extensión de
El estudio señala que la delincuencia organizada es probablemente responsable de la muerte de Amado Ramírez Dillanes, corresponsal de Televisa en Acapulco y Saúl Noé Martínez Ortega, reportero del periódico “Interdiario”, asesinado en Aquaprieta, Sonora; un tercero fue ejecutado al estilo del narcotráfico, Gerardo García Pimentel, sin embargo no se ha confirmado su vinculación con el trabajo periodístico.
Sonora se convirtió en la entidad federativa más peligrosa, con cuatro agresiones de la delincuencia organizada que culminaron con la muerte de un reportero y el cierre total del diario Cambio, le siguen Tabasco y Guerrero con dos agresiones, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Distrito Federal, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán con una, indica la información.
Aunque Tamaulipas y Baja California son percibidos como zonas de más riesgo no registraron ataques de la delincuencia organizada a periodistas mexicanos; esto podría ser explicado por la severa autocensura adoptada por los medios de comunicación, destaca el estudio.
Los medios impresos son el principal blanco de las agresiones, de los casos registrados 11 fueron contra periódicos y revistas y uno contra una televisora; en dos casos el periodista agredido trabajaba para uno o más medios.
La mayoría de víctimas de agresiones fueron de sexo masculino que representan el ochenta por ciento, mientras que el restante 20 por ciento fueron mujeres, concluyó la investigación del CEPET.
Fin Cerigua
Mc-Ld
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